Deambulan por los pasillos de nuestras oficinas, con los ojos vidriosos, aportando lo justo para evitar la atención pero no lo suficiente para causar impacto. Son los empleados “muertos en activo” que no están plenamente comprometidos ni son del todo productivos. El fenómeno no es benigno ni raro; es una epidemia que cuesta a las empresas estadounidenses hasta 550.000 millones de dólares anuales. Con cifras asombrosas de Gallup y McKinsey que respaldan estas afirmaciones, es hora de que abordemos la cuestión de frente. Pero, ¿qué es exactamente lo que transforma a un empleado apasionado en un zombi laboral y cómo pueden las organizaciones devolver la vida a su plantilla?
La crisis del compromiso
Las cifras no mienten. Un asombroso 70% de la mano de obra estadounidense está desvinculada, ya sea por desconexión emocional o por socavar activamente sus organizaciones. La situación no ha cambiado mucho a lo largo de los años a pesar de las innumerables iniciativas de compromiso. No sólo estamos fallando a nivel individual; estamos saboteando nuestras organizaciones y, por extensión, a la sociedad en general. Los altos niveles de falta de compromiso conducen a una alta rotación, más absentismo y una menor satisfacción del cliente.
El coste financiero y más allá
Cuando el 70% de su plantilla no está comprometida o lo está activamente, el impacto financiero es tremendo. Pero la pérdida es más que financiera. Es una tragedia de potencial humano desperdiciado. Estas cifras también representan sueños fallidos, creatividad sofocada y un sentido erosionado de propósito y conexión entre la mano de obra. En otras palabras, lo que está en juego va más allá del balance; se filtra en el tejido de nuestra sociedad.
La epidemia silenciosa
Según el Foro Económico Mundial, menos de una cuarta parte de la mano de obra mundial se siente “altamente comprometida”, lo que deja a una abrumadora mayoría en la estacada. Los trabajadores no sólo están desvinculados; están ansiosos. La naturaleza rápidamente cambiante de los empleos, unida a una flagrante falta de formación en el puesto de trabajo y a la escasez de derechos de los trabajadores, ha dejado al empleado moderno cada vez más inseguro. Y sin embargo, esto no tiene por qué ser la norma.
Hacia un futuro equitativo
La equidad -proporcionar a todos una oportunidad justa- es fundamental para abordar el problema. El futuro no es utópico pero puede ser justo, equitativo e integrador. Se ha demostrado que las estrategias centradas en los puntos fuertes, y no en los débiles, no sólo producen trabajadores más comprometidos, sino también empresas más rentables. Las organizaciones que se centran en los puntos fuertes registran un 12,5% más de productividad y una mejora de la calidad de vida de sus empleados, incluidas tasas más bajas de incidencia de enfermedades crónicas.
Invertir en una cultura de colaboración
La colaboración y la adaptabilidad son las claves del compromiso futuro. Las tecnologías emergentes pueden ayudar a esta transformación. Sin embargo, el cambio de cultura tiene que venir primero. Las empresas deben evolucionar de sus modelos arcaicos y jerárquicos a plataformas flexibles y colaborativas en las que cada empleado se sienta incluido y valorado. Los líderes deben dar un paso al frente y encarnar el cambio que desean ver, pues sólo entonces inspirarán el compromiso del equipo.
La estrategia de reanimación
Transformar de nuevo una mano de obra zombie en una comunidad comprometida y próspera no es una hazaña pequeña, pero tampoco es imposible. Requiere un profundo compromiso por parte del liderazgo y un cambio de una mentalidad individualista y compartimentada a otra que valore lo colectivo por encima del silo. Centrándonos en los puntos fuertes, invirtiendo en relaciones significativas e impulsando una cultura de EQuitabilidad, podemos levantar a los muertos y elevar a nuestras organizaciones y a la sociedad.
Por desalentador que pueda parecer el asunto, recuerde esto: un aprendiz permanente es un aprendiz vivo. Es hora de que todos nos tomemos a pecho el aprendizaje y la vida.
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Edwin Korver is a polymath celebrated for his mastery of systems thinking and integral philosophy, particularly in intricate business transformations. His company, CROSS-SILO, embodies his unwavering belief in the interdependence of stakeholders and the pivotal role of value creation in fostering growth, complemented by the power of storytelling to convey that value. Edwin pioneered the RoundMap®, an all-encompassing business framework. He envisions a future where business harmonizes profit with compassion, common sense, and EQuitability, a vision he explores further in his forthcoming book, "Leading from the Whole."
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