Como ha observado Douglas Rushkoff, el capitalismo se ha descarrilado, especialmente en la era digital. Su promesa original -fomentar la creación de valor y el avance de la sociedad- se ha visto eclipsada por un enfoque implacable en la extracción de valor. Este enfoque extractivo se ha manifestado en ganancias a corto plazo, el dominio de las grandes corporaciones y una desestimación de los costes sociales y medioambientales más amplios. La crítica de Rushkoff ofrece un conmovedor punto de partida para explorar una evolución necesaria: El capitalismo impulsado por el impacto.
La crítica de Rushkoff: El dilema digital del capitalismo
Rushkoff sostiene que la era digital ha exacerbado los defectos del capitalismo tradicional. Las empresas emergentes impulsadas por el capital riesgo y los grandes gigantes tecnológicos suelen priorizar el crecimiento rápido, las salidas rápidas y el dominio del mercado. El énfasis en escalar a cualquier precio conduce a prácticas que extraen valor de las comunidades locales, socavan la competencia y priorizan los beneficios de los accionistas por encima de todo. ¿El resultado? Un sistema que sacrifica la prosperidad a largo plazo por el beneficio a corto plazo.
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De la creación de valor a la extracción de valor:
Rushkoff destaca cómo muchas empresas modernas han pasado de proporcionar un valor tangible centrado en la comunidad a centrarse en modelos “escalables” que extraen riqueza. Las plataformas diseñadas para conectar a las personas a menudo acaban utilizando esas conexiones para obtener beneficios, con poca consideración por las comunidades a las que dicen servir. -
Concentración de poder:
La era digital ha permitido a unas pocas empresas dominar los mercados, creando unas condiciones monopolísticas en las que la mano invisible del mercado ya no funciona. La falta de competencia limita las posibilidades de elección de los consumidores y erosiona los ideales fundacionales de una economía de libre mercado. -
Costes externalizados:
Muchos gigantes tecnológicos y grandes empresas externalizan los costes sociales y medioambientales, traspasándolos a las comunidades y al medio ambiente. Este enfoque descuida el impacto a largo plazo de las actividades empresariales, incluyendo la degradación medioambiental y las desigualdades sociales.
Introducción al capitalismo de impacto
Aunque la crítica de Rushkoff esboza eficazmente el problema, también abre la puerta a una nueva forma de avanzar:el capitalismo impulsado por el impacto. Este modelo conserva los mecanismos de las empresas impulsadas por el capital, pero desplaza el centro de atención del beneficio puro al impacto social más amplio.
¿Qué es el capitalismo de impacto?
El capitalismo impulsado por el impacto reimagina el papel de las empresas dentro del capitalismo. Reconoce la importancia del capital pero redefine el propósito de la acumulación de capital: generar resultados positivos para la sociedad, el medio ambiente y las partes interesadas. En lugar de aspirar únicamente a maximizar el valor para el accionista, las empresas aprovechan sus recursos para crear valor compartido para todas las partes interesadas.
Principios clave del capitalismo de impacto:
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Propósito más allá del beneficio:
El beneficio sigue siendo importante, pero el objetivo final es crear un impacto duradero y positivo. Las empresas definen el éxito en función de su contribución al bienestar social, la sostenibilidad medioambiental y la equidad económica. -
Valor equitativo para las partes interesadas:
A diferencia del capitalismo tradicional, que se centra en los accionistas, el capitalismo impulsado por el impacto garantiza una distribución equitativa del valor entre los empleados, los clientes, las comunidades y la naturaleza. Los beneficios se reinvierten de forma que apoyen la salud de la sociedad a largo plazo. -
Responsabilidad por las externalidades:
Las empresas asumen la responsabilidad de sus huellas sociales y medioambientales, trabajando activamente para mitigar los efectos negativos como la contaminación, la desigualdad y el agotamiento de los recursos. Este enfoque internaliza los costes que antes se trasladaban a la sociedad. -
Impacto e innovación a largo plazo:
Se anima a las empresas a innovar no sólo para obtener una ventaja competitiva, sino para abordar los retos de la sociedad, ya sea a través de productos sostenibles, prácticas laborales justas o modelos empresariales centrados en la comunidad. El objetivo es impulsar un cambio significativo a través de cada ciclo de innovación.
En qué se diferencia el capitalismo de impacto del capitalismo tradicional
El contraste entre el capitalismo de impacto y el capitalismo tradicional radica en sus objetivos fundacionales:
- El capitalismo se centra en generar rendimientos para los accionistas, a menudo optimizando los resultados financieros a corto plazo. Trata el capital como el principal medio y fin.
- El capitalismo impulsado por el impacto considera el capital como una herramienta, cuyo objetivo final es el impacto social positivo. Los beneficios se ven como un medio para permitir contribuciones más amplias a la sociedad, no sólo como una recompensa para los inversores.
Establecer límites para un capitalismo impulsado por el impacto
Para garantizar que las empresas se alinean realmente con este modelo, proponemos varios límites:
- Métricas mínimas de impacto: Establecer normas específicas del sector para el impacto social y medioambiental que las empresas deben cumplir para operar dentro de este marco.
- Representación de las partes interesadas: Anime a las empresas a crear consejos consultivos que incluyan a partes interesadas de distintos orígenes, para garantizar que las decisiones reflejen intereses diversos.
- Requisitos de transparencia: Exigir informes transparentes tanto sobre los resultados financieros como sobre los resultados de impacto, para que las partes interesadas puedan exigir a las empresas que rindan cuentas de sus compromisos.
Conclusión: El camino de menor resistencia hacia un futuro mejor
El capitalismo impulsado por el impacto no es un alejamiento radical de lo que conocemos, sino una realineación. Al cambiar el énfasis de la acumulación de capital a los resultados de impacto, creamos un modelo que conserva los puntos fuertes de los sistemas basados en el mercado al tiempo que aborda sus deficiencias. Ofrece un camino de menor resistencia, basándose en conceptos conocidos al tiempo que transforma la forma en que definimos el éxito en los negocios.
La crítica de Douglas Rushkoff pone de relieve la urgente necesidad de cambio. Al adoptar el capitalismo impulsado por el impacto, podemos dar un paso significativo hacia un futuro más sostenible, equitativo y, en última instancia, próspero para todos. Es hora de que las empresas estén a la altura del desafío, aprovechen su poder para el bien y redefinan el propósito mismo del capitalismo en la era digital.
Marcos e ideas alternativas
Varios marcos e ideas existentes se alinean con el concepto de una Economía Impulsada por el Impacto, haciendo hincapié en el bienestar, las consideraciones éticas y el valor compartido por encima de la pura acumulación de capital. He aquí algunos notables:
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Economía del donut (Kate Raworth): Este modelo reimagina los sistemas económicos, centrándose en garantizar que las empresas operen dentro del “espacio seguro y justo para la humanidad”. Equilibra la actividad económica entre una base social (satisfacer las necesidades humanas esenciales) y un techo ecológico (respetar los límites planetarios). La idea central es lograr una prosperidad equilibrada que respete el bienestar humano y la sostenibilidad medioambiental.
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Economía del bienestar (Well-Being Economy Alliance-WEAll): El enfoque de la Economía del Bienestar hace hincapié en la reestructuración de los sistemas económicos para dar prioridad al bienestar humano y ecológico. Sostiene que el éxito económico debe medirse por la mejora de la calidad de vida y la salud medioambiental, más que por el mero crecimiento del PIB. Esto se alinea estrechamente con su enfoque de la prosperidad como objetivo final, no del capital.
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Capitalismo consciente (John Mackey & Raj Sisodia): Aunque sigue operando dentro de un marco capitalista, hace hincapié en los negocios impulsados por un propósito, en los que las empresas tratan de crear valor para todas las partes interesadas, incluidos los empleados, los clientes, los proveedores, las comunidades y el medio ambiente. Se inclina hacia un enfoque más ético, similar a su idea de desviar la atención de la primacía del accionista.
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Movimiento B Corps: Las empresas B están certificadas para cumplir rigurosas normas de rendimiento social y medioambiental, responsabilidad y transparencia. B Corps cambió el énfasis de generar únicamente beneficios a equilibrar el propósito y el beneficio. Este marco anima a las empresas a actuar como una fuerza del bien, contribuyendo a una prosperidad social más amplia.
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La economía social: Este enfoque da prioridad a los objetivos sociales y al bienestar de la comunidad, implicando a cooperativas, empresas sociales y organizaciones sin ánimo de lucro. Hace hincapié en la resiliencia local, el compromiso de las partes interesadas y la reinversión de los beneficios en iniciativas sociales o comunitarias, alineándose con las ideas de prosperidad equitativa.
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Economía Regenerativa (John Fullerton): El marco de la Economía Regenerativa busca crear un sistema alineado con los sistemas naturales, centrándose en la renovación, la resiliencia y los ecosistemas prósperos. Promueve prácticas que restauran en lugar de agotar los recursos sociales, ecológicos y económicos, haciendo hincapié en una visión a largo plazo de la prosperidad que beneficia a todas las partes interesadas.
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Valor compartido (Michael Porter y Mark Kramer): Este concepto implica crear valor económico al tiempo que se crea valor para la sociedad abordando sus retos. Anima a las empresas a ver los problemas sociales como oportunidades de crecimiento e innovación, alineando así el éxito económico con el progreso de la sociedad.
Estos marcos comparten temas comunes con el concepto de capitalismo impulsado por el impacto. Se centran en redefinir lo que significa el éxito para las empresas y la sociedad, alejándose de un enfoque singular en el capital y los beneficios hacia una perspectiva más amplia que incluya el impacto social, la gestión medioambiental y el bienestar a largo plazo.
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Edwin Korver is a polymath celebrated for his mastery of systems thinking and integral philosophy, particularly in intricate business transformations. His company, CROSS-SILO, embodies his unwavering belief in the interdependence of stakeholders and the pivotal role of value creation in fostering growth, complemented by the power of storytelling to convey that value. Edwin pioneered the RoundMap®, an all-encompassing business framework. He envisions a future where business harmonizes profit with compassion, common sense, and EQuitability, a vision he explores further in his forthcoming book, "Leading from the Whole."
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